Es frecuente observar en las consultas médicas, por estas fechas, gran cantidad de pacientes que presentan signos y síntomas característicos de afectaciones propias de las vías respiratorias altas. En numerosas ocasiones, catalogan de gripe a sus síntomas. Pero la mayoría de ellos, lo que realmente tienen es un resfriado común. Realmente, ambos cuadros clínicos están ocasionados por virus. Y la mayoría de las veces se resuelven mediante tratamiento sintomático. Sin embargo, en el caso de la gripe, algunas personas con factores de riesgo, sí que podrían correr el riesgo de complicaciones mayores. Por lo que, te animo a leer el siguiente post, para aclarar aquellas dudas que te puedan surgir en cuanto como curar y prevenir la gripe. ¡Vamos allá!
¿Qué es la gripe?
La gripe es una enfermedad respiratoria aguda causada por el virus del género influenza A, B o C. Dicha enfermedad cursa a menudo en forma de brotes y epidemias en todo el mundo. Principalmente durante la temporada de invierno.

Gran cantidad y concentración del virus se encuentra presente a nivel de las secreciones respiratorias de las personas infectadas. Por tanto los mecanismos de contagio podrían transmitirse tanto estornudando como tosiendo a través de gotas de partículas grandes o pequeñas. Por otra parte también podríamos contagiarnos a través del contacto, como por ejemplo, mediante nuestras manos.
El período de incubación, es decir, el tiempo transcurrido entre la infección y la manifestación de los signos y síntomas. En el caso del virus de la gripe podría tardar de media unos 2 días, aunque se conocen desde 1 a 4 días (kuaik-link). Podría propagarse en pacientes inmunocompetentes, durante un periodo de cinco días. La emisión del virus, por lo general, cesa después de seis o siete días. Pero puede continuar hasta 10 días o más, especialmente en niños, adultos mayores, pacientes con enfermedades crónicas y pacientes inmunodeprimidos. Por todo ello, resulta importante conocer cómo curar y prevenir la gripe en este perfil de pacientes.
Datos epidemiológicos de la gripe
La gripe causa epidemias anuales que, según datos de la OMS, representan en todo el mundo de 3 a 5 millones de casos graves. En los países industrializados, la mayoría de las muertes asociadas a la gripe ocurren en mayores de 65 años. Dando lugar entre unas 290.000 y 650.000 muertes cada año (kuaik-link).
En España, durante la temporada 2017-2018 se notificaron 52.000 casos de hospitalización, de los cuales el 27% tuvieron complicaciones graves. Con defunciones de cerca de las 15.000 personas. Las tasas más altas de hospitalización y defunciones se observaron en los mayores de 64 años (kuaik-link).

Por todo ello, resultaría importante conocer cómo curar y prevenir la gripe en este perfil de pacientes.
¿Qué clínica presenta una gripe?
La clínica habitual comienza con la aparición súbita y repentina de fiebre alta, dolor de cabeza, dolores musculares y articulares, así como cansancio extremo (kuaik-link). Estos síntomas y signos están acompañados por manifestaciones de enfermedades del tracto respiratorio, como tos no productiva, dolor de garganta y secreción nasal. No obstante, en algunas ocasiones la clínica no se presenta como habitualmente suele hacerlo. Y podría mostrar ausencia de los signos y síntomas antes mencionados. Presentando en cambio síntomas generales más inespecíficos como la anorexia, malestar general, así como sensación de debilidad y/o mareos.

Respecto a la temperatura corporal, esta podría oscilar desde febrícula (37-37,9ºC) hasta fiebre de 38-41ºC. Generalmente la aparición de esta es más frecuente en los niños que en los adultos. Por otra parte, a diferencia de otros tipos de virus, el de la gripe no suele dar manifestaciones digestivas como la diarrea o vómitos.
¿Cómo se diagnostica una gripe?
Antes de informarnos de cómo curar y prevenir la gripe, hemos de saber que el diagnóstico se fundamentalmente clínico. Dejando la necesidad de un diagnóstico microbiológico para los pacientes más vulnerables. Veamos…
Diagnóstico clínico
En a práctica el diagnóstico es más clínico que mediante el uso pruebas. Sobre todo en aquellas personas sin factores de riesgo, cuya clínica coincide con la época estacional de la gripe y que mediante un tratamiento sintomático, el cuadro clínico se resuelve poco a poco. Tengamos en cuenta que en caso de requerir alguna prueba para su diagnóstico etiológico, tendría la finalidad de realizar algún tratamiento más específico.
Diagnóstico etiológico: sólo para pacientes de riesgo
En aquellos pacientes con un cuadro clínico sugestivo de mayor gravedad y/o presencia de factores de riesgo importantes, sí que podría realizarse alguna de las pruebas diagnósticas pertinentes. Algunos de los pacientes con clínica sugestiva de gripe que pudiera requerir su diagnóstico mediante alguna prueba, serían:
- Inmunocomprometidos y con factores de riesgo para desarrollar alguna de las complicaciones del virus de la gripe
- Requerimiento de hospitalización por enfermedad respiratoria aguda.
- Hospitalizados con enfermedad cardiorrespiratoria crónica de base, que sufran algún tipo de empeoramiento agudo.
Las pruebas diagnosticas que mayor carga viral son capaces de detectar son los aspirados nasofaríngeos, seguidos de los hisopos nasofaríngeos o nasales (kuaik-link). Sin embargo, los aspirados nasofaríngeos no suelen usarse por su dificultad y mala tolerabilidad por parte de los pacientes.
En el caso de pacientes ambulatorios y hospitalizados sin signos graves del tracto respiratorio inferior, que se requiriese de extraer una muestra. Serían recomendable las de origen nasofaríngeo o en su defecto una muestra nasal mediante un hisopo a nivel del cornete medio. En el caso de que hubiera gran sospecha de infección por el virus de la gripe, sería recomendable la extracción de varios sitios y en diferentes días.
¿Cómo diferenciar la gripe de un resfriado común?
La mejor forma de diferenciar la clínica entre un resfriado común y una gripe sería comparando los diversos signos y síntomas. Veamos la siguiente tabla:

La forma de interpretar esta tabla es totalmente orientativa. Si la mayoría de los signos y síntomas presentados por el paciente se decantan hacia una columna u otra, se podría estimar desde el punto de vista clínico cuál de los dos cuadro sería. No obstante, veremos que respecto a cómo curar y prevenir la gripe, habrá puntos en común con el resfriado común.
Complicaciones que puede dar una gripe
Generalmente los pacientes con gripe no complicada mejoran gradualmente en 2 a 5 días, aunque la enfermedad podría durar incluso más de una semana. Algunos pacientes podrían presentar síntomas persistentes de debilidad o fatiga, conocidos como astenia postinfluenza, de varias semanas de duración.
Casos de neumonía
La principal complicación de la gripe es la neumonía. Es decir, de infección de las vías respiratorias bajas o pulmones. Ocurre con mayor frecuencia en ciertos grupos de pacientes con enfermedades crónicas subyacentes que se clasifican como de alto riesgo de esta infección. Los tipos de neumonía que se encuentran se clasifican como neumonía viral primaria, neumonía bacteriana secundaria o una mezcla de ambas.
Neumonía bacteriana secundaria
Una neumonía bacteriana secundaria a la infección por el virus de la gripe es una complicación importante y que contribuye de manera importante a la morbi-mortalidad. Especialmente en aquellas personas con edad ≥65 años (kuaik-link).
Ello podría producirse porque el virus de la gripe es capaz de alterar al epitelio de la mucosa tranqueo-bronquial y nasofaríngeo. Facilitando la colonización de otros microorganismos, como las bacterias, entre la que destaca el estreptococo pneumoniae. Responsable en casi la mitad de los casos, de las neumonías secundarias a una gripe (kuaik-link).
Una manera de reconocer clínicamente la posibilidad de una neumonía bacteriana secundaria, sería mediante la exacerbación de la fiebre y los síntomas respiratorios después de una mejoría inicial. En este caso, la fiebre podría haber disminuido durante uno o más días. Pero en lugar de seguir haciéndolo, el paciente comienza a presentar una recaída de fiebre más elevada. Así como tos, producción de «flemas» o esputo purulento y ruidos respiratorios auscultatorios, sugestivos de un infiltrado a nivel pulmonar o vías bajas respiratorias.
Neumonía por el propio virus de la gripe
Una neumonía provocada por el virus de la gripe sería la complicación mucho menos frecuente pero más grave. De hecho es una de las complicaciones menos frecuentes en aquellos pacientes con gripe. Generalmente se darían en personas más susceptibles y con enfermedades crónicas de base. Su sospecha aumentaría en caso de que los síntomas persistieran y aumentasen, en lugar de resolverse. En tal caso, observaríamos persistencia y aumento progresivo de una fiebre alta y/o falta de aire o ahogo.
Otras complicaciones menos frecuentes
Otras complicaciones, aunque en menor medida que la neumonía. Serían las miositis (inflamación del tejido muscular) y rabdomiolisis (rotura de fibras musculares). Así como afectaciones cardíacas tales como, alteraciones diversas en el eletrocardiograma, infarto agudo de miocardio, miocarditis y pericarditis. Todas estas últimas afectaciones cardíacas, lógicamente con mucha menor frecuencia.
¿Cuándo hemos de acudir al médico o a urgencias ?
Debemos saber que en los meses de invierno, se observa una gran saturación y colapso de los servicios sanitarios. Ya sea los centros de salud como los servicios de urgencias. En muchos casos se debe al temor de que los síntomas que notamos puedan ser debidos a algo grave. Sin embargo, estadísticamente hablando, la mayoría de los síntomas invernales que notamos, se corresponden con resfriados comunes de intensidad leve-moderada. Cuyo mejor diagnóstico y tratamiento es el del propio autoconocimiento y descanso en el domicilio.
No olvidemos que la gripe es una infección vírica mucho menos prevalente que el resfriado común. Y es más, incluso en caso de tener gripe, la mayoría de los casos se tratan igual que los resfriados. Es decir, tratamiento sintomático en casa, hasta que nuestro propio sistema inmunológico logre resolver la infección.
Dicho esto, te preguntarás que entonces ¿cuándo debemos ser valorados por un médico? Y la respuesta se resumiría a grosso modo, en aquellos casos cuyos síntomas de malestar general y/o respiratorios se agravasen notablemente, respecto a lo que entendemos como normal. O bien, en caso de que dichos signos y síntomas persistiesen, y además, perteneciésemos a algún grupo de riesgo de poder desarrollar complicaciones. Tal como ser mayor de 65 años, estar embarazada y/o padecer de alguna enfermedad crónica importante.

¡Es importante que tengamos esto claro! Porque podemos crear unas expectativas irreales a la hora de ser atendidos en urgencias o por nuestro médico. Los síntomas hay que pasarlos y de hecho su presencia es señal de que nuestro sistema inmunológico está en perfecto estado. Y tan solo, cuando dichos síntomas no se pueden tolerar por su intensidad, habrá que tratarlos para hacer este proceso de curación más llevadero.
Si la mayoría de la población actuase en base a lo dicho anteriormente, la atención sanitaria no se colapsaría en estas fechas. Y ello permitiría detectar con mayor precisión, aquellos casos puntuales de gripe potencialmente grave en personas de riesgo. Que sería para lo que verdaderamente nos haría falta la ayuda de una atención sanitaria 😉
Para los servicios sanitarios, el éxito no radica en diagnosticar cuántos más casos de gripe mejor. Sino en detectar los casos más graves, para evitar sus complicaciones.
¿Cómo se debe tratar una gripe?
Tratamiento sintomático
En cuanto a cómo curar y prevenir la gripe, vamos a centrarnos primero en el tratamiento. Al igual que en el caso del resfriado común, la gripe es un tipo de infección que el propio sistema inmunológico tratará de combatir. Mientras se produce dicha resolución del problema, pueden aparecer parte de los signos y síntomas descritos anteriormente en este post.

Por tanto, la base del tratamiento será tratar de paliar aquellos síntomas que resulten molestos. Para tal fin las primeras medidas generales a tener en cuenta serían:
- Guardar reposo y mantener una adecuada hidratación
- Tratamiento sintomático de los diversos síntomas. Mediante el uso de paracetamol, antiinflamatorios, descongestionantes, etc… Al igual que en el tratamiento y prevención del resfriado común.
- Evitar los salicilatos como el ácido acetilsalicílico (Aspirina®) en menores de 18 años. Por el riesgo de aparición del síndrome de Reye (kuaik-link).
Tratamiento antiviral
Por otra parte, habría ciertas situaciones donde además de esto, podría indicarse un tratamiento antiviral específico frente al virus de la gripe o virus influenza. El beneficio del tratamiento, cuando éste está bien indicado, sería el acortamiento de los días de duración de la gripe.
Entre los fármacos antivirales más utilizados tenemos los conocidos dentro del grupo de los inhibidores de la neuraminidasa. De los cuales disponemos en España tanto del oseltamivir (Tamiflu®) tomado vía oral como del zanamivir (Relenza®) administrado por vía inhalatoria. Sin embargo su uso, no debería de hacerse de manera sistemática. Dado el preocupante riesgo de aumentar la resistencia a dichos fármacos.
Como novedad, habría que apuntar la aparición de un nuevo antiviral frente al virus de la gripe, conocido como baloxavir (Xofluza®). Aprobado el pasado año 2018 para el tratamiento de la gripe no complicada en adultos y niños mayores de 12 años, tanto en Japón como en Estados Unidos. Este medicamento tiene la particularidad de que se administra en dosis única, con mejoría del cuadro viral (kuaik-link). Veremos si en el futuro se comercializará en más países…
Indicación del tratamiento antiviral
Dentro de las indicaciones de tratamiento antiviral tenemos (kuaik-link):
- Infectados de gripe que han precisado de hospitalización.
- Aquellos que reúnan algún factor de riesgo de complicaciones: como edad igual o mayor de 65 años, embarazadas o en las dos primeras semanas del parto y algunas enfermedades crónicas de base.
- Padecer de enfermedad progresiva, grave o complicada
- Diagnóstico precoz del virus influenza en las primeras 48 horas. Incluso en caso de enfermedad leve, sin complicaciones, ni factores de riesgo.
En caso de estar indicado el tratamiento antiviral, debería hacerse lo antes posible. Incluso si existiera una indicación clínica para el tratamiento, sobre todo en caso de que el paciente tenga factores de riesgo para posibles complicaciones. No se debería de esperar a la confirmación microbiológica y se debería iniciar de forma empírica lo más rápido posible. Ya que se ha visto que su eficacia es mayor si se administra cuanto antes, preferiblemente antes de las primeras 48 horas desde la aparición de los síntomas.
Sin embargo, habría que prestar atención a la siguiente recomendación:
Se recomienda no tratar con antivirales a los pacientes con virus de la gripe sin complicaciones, en los que hayan transcurrido más 48 horas desde la aparición de los primeros signos y síntomas.
Pauta y dosis del tratamiento antiviral
En caso de cumplir las indicaciones para las que sí se recomendaría la toma de Tamiflu®. Y descartada la posibilidad de que haya resistencias en el área geográfica donde se haya manifestado. Se hará a razón de unos 75 mg/12 horas durante 5 días. Mientras que en el caso de niños menores de 12 años, habrá que ajustar la dosis según su peso. Por otra parte, en caso de embarazadas, también podría tomarse la medicación, previa aprobación por su médico, sin precisar a priori ajuste de la dosis.
Prevención de la gripe: la vacuna antigripal
En cuanto a nuestra pregunta estrella de cómo curar y prevenir la gripe, sería fundamental conocer los principales aspectos de la prevención. Habría que destacar la medidas generales preventivas ya mencionadas en el post sobre cómo podemos prevenir y tratar los resfriados. Haciendo especial hincapié en la higiene de manos, como mecanismo de prevención del contagio por contacto directo.
Dicho esto, habría que destacar que la vacunación es la forma más efectiva de prevenir la gripe. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda alcanzar una cobertura vacunal frente a la gripe de al menos el 75% en personas mayores de 65 años y en la población de alto riesgo, así como en los profesionales sanitarios (kuaik-link).
La vacunación antigripal es la medida de prevención primaria fundamental para prevenir la gripe estacional y sus complicaciones.
Mediante la vacunación antigripal podrían prevenirse hasta casi el 40% de las muertes producidas por dicha patología. Según se analizó en el Sistema de vigilancia de la gripe en España de la temporada pasada.
Objetivos y criterios de vacunación antigripal
Si bien la gripe es más frecuente en niños y en jóvenes. Mediante la vacunación antigripal lo que se pretende es proteger a aquellos individuos que presentan más riesgo de complicaciones o muerte. Así como minimizar la transmisión de la infección de persona a persona para favorecer la protección de los grupos más vulnerables. Por lo que en cuanto a cómo curar y prevenir la gripe, la vacunación juega un importante papel preventivo.
La recomendación sería iniciar la vacunación mediante la administración de una dosis, previamente a la aparición de casos de gripe. En el caso del hemisferio norte esto sería durante las primeras semanas del otoño. Tras ello, la producción de anticuerpos pueden requerir alrededor de 2 semanas para alcanzar valores protectores que se pretenden con la vacunación. Aunque hemos de saber, que la vacuna no nos hace completamente inmunes a la infección por gripe. Sino que minimiza la posibilidad de su infección y del alcance de esta.
Según la publicación del pasado diciembre de 2018, en la propia web de la Asociación Española de Vacunología (AEV) (kuaik-link). Los grupos de personas a los que estaría indicado administrar la vacunación antigripal serían:
1. Personas a partir de los 60-65 años de edad
Dependiendo de la Comunidad Autónoma en la que nos encontremos, la edad de recomendación puede oscilar desde los 60 hasta los 65 años.
2. Personas menores de 60-65 años con un alto riesgo de complicaciones derivadas de la gripe:
- Niños (mayores de 6 meses) y adultos con enfermedades crónicas cardiovasculares (excluyendo hipertensión arterial aislada) o pulmonares (incluyendo displasia broncopulmonar, fibrosis quística y asma).
-
Niños (mayores de 6 meses) y adultos con:
-
Enfermedades metabólicas, incluida diabetes mellitus.
-
Obesidad mórbida (índice de masa corporal >40 en adultos, >35 en adolescentes y >3 desviaciones estándar en niños).
-
Insuficiencia renal.
-
Hemoglobinopatías y anemias.
-
Asplenia (ausencia de bazo)
-
Enfermedad hepática crónica.
-
Enfermedades neuromusculares graves.
- Inmunosupresión, incluidas las originadas por la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), por fármacos o en los receptores de trasplantes.
-
Implante coclear o en espera de recibirlo.
-
Trastornos y enfermedades que conllevan disfunción cognitiva: síndrome de Down, demencias y otras.
-
En este grupo se hará un especial énfasis en aquellas personas que precisen seguimiento médico periódico o que hayan sido hospitalizadas en el año anterior.
-
- Residentes en instituciones cerradas, de cualquier edad a partir de 6 meses, que padezcan procesos crónicos.
- Niños y adolescentes, de 6 meses a 18 años, que reciben tratamiento prolongado con ácido acetilsalicílico (Aspirina®), por la posibilidad de desarrollar un síndrome de Reye tras la gripe.
- Mujeres embarazadas en cualquier trimestre de gestación.
3. Personas que pueden transmitir la gripe a otras que tienen un alto riesgo de presentar complicaciones:
- Convivientes y cuidadores de personas de alto riesgo, incluidos pacientes con sus defensas disminuidas (p. ej., en tratamiento con quimioterapia, postrasplante…) y que pueden responder de manera subóptima a la vacunación, así como cuando haya lactantes menores de 6 meses con factores de riesgo, ya que estos no pueden recibir la vacuna antigripal.
- Personas que trabajan en los servicios públicos esenciales, especialmente los profesionales sanitarios (personal asistencial y no asistencial) porque pueden ser fuente de infección de gripe para personas en riesgo y por el hecho de formar parte de un colectivo de servicios esenciales a la comunidad.
4. Otros grupos en los que se recomienda la vacunación:
-
Personas que trabajan en servicios públicos esenciales, con especial énfasis en:
-
Fuerzas y cuerpos de seguridad.
-
Bomberos.
-
Servicios de protección civil.
-
Personas que trabajan en servicios de emergencias sanitarias.
-
Trabajadores de instituciones penitenciarias y de otros centros de internamiento por resolución judicial.
-
Tipos de vacuna de la gripe
Ya sabemos más acerca de cómo curar y prevenir la gripe. Respecto al tipo de vacunas, este año existen comercializadas en España, para la temporada 2018-2019, las siguientes:
- Desde los 6 meses: Chiroflu®, Vaxigrip®, Mutagrip®, Influvac®, Vaxigrip Tetra®, Fluarix Tetra®
- A partir de los 5 años: Afluria®
- De 2 a 18 años: Fluenz Tetra®
- A partir de los 65 años: Chiromas®
Salvo la vacuna Fluenz Tetra®, que está formada por virus atenuados (debilitados) y de administración intranasal. El resto de vacunas está formada por virus inactivados, es decir, virus muertos. Por tanto, no pueden producir infección. Las cuales se administran vía intramuscular. Como ves, en función de la edad, hay indicación del uso de un tipo de vacuna u otra.
¿Podría ser perjudicial la vacuna?
Hemos de saber que en cuanto a cómo curar y prevenir la gripe, está más que demostrada la eficacia de la vacuna en cuanto a la disminución y prevención de muertes por gripe. Se debe a que efectivamente ofrece muchos más beneficios que perjuicios.
Las diferentes vacunas de la gripe son muy seguras y muy bien toleradas.
Dentro de los eventos adversos o efectos sencudarios producidos por la propia vacunación, destacarían los de ámbito local tales como: dolor, inflamación y enrojecimiento en la zona de administración. Los cuales suelen desaparecer en unos días. Con menos frecuencia, podrían aparecer signos como febrícula, malestar general, escalofríos, cansancio y debilidad… Los cuales deben desaparecer en poco tiempo. Tengamos en cuenta, que la vacuna está formada por virus inactivados, es decir, virus muertos que por sí solos no pueden producir gripe.
De manera mucho más excepcional podrían aparecer algunos signos propios de una reacción alérgica o anafiláctica, en caso de hipersensibilidad residual a las proteínas del huevo. Dado que la vacuna contiene trazas de este. Y finalmente, se han descrito algunas otras patologías extraordinariamente infrecuentes, sin conocer a ciencia cierta si tenían vínculo causal o no con la vacuna.
Por tanto, año tras año se observa que la vacuna ofrece mucho más beneficio que perjuicio. Motivo por el cual todos los años, se invita a vacunarse a aquellas personas consideradas de mayor riesgo de sufrir complicaciones propias de una infección por gripe.
Contraindicaciones de la vacuna de la gripe
Dentro de las contraindicaciones de la vacunación antigripal tenemos que:
-
La vacuna de la gripe no debe administrarse a los menores de 6 meses.
- La vacuna de la gripe desarrollada en huevo embrionado está contraindicada en las personas con episodios previos de hipersensibilidad grave al huevo o a otros componentes de la vacuna.
- Si una persona ha presentado un síndrome de Guillain-Barré en las 6 semanas posteriores a la administración de una dosis previa de vacuna frente a la gripe, debe tenerse precaución al administrarla, aunque no está contraindicada.
- Si se tiene una enfermedad aguda con fiebre alta debe esperarse hasta que la situación remita.
Sin embargo, existen algunas falsas contraindicaciones para la administración de la vacuna. Tales como que:
- No está contraindicada en caso enfermedad leve (con o sin fiebre)
- Tampoco en caso de convalecencia de una enfermedad aguda (infecciosa o no).
- No hay contraindicación si ha habido antecedentes de reacción (no anafiláctica) a una dosis previa de la vacuna
- Tampoco se contraindica en la lactancia materna ni en caso de contacto con personas con factores de riesgo.
Conclusiones
Finalmente podríamos concluir con los siguientes puntos referentes a cómo curar y prevenir la gripe:
- La gripe es una enfermedad respiratoria aguda causada por el virus del género influenza. Manifestándose principalmente durante el invierno.
- Suele tener un periodo de incubación de 2 días con instauración súbita de los síntomas. Entre los que destacan, fiebre alta, dolor de cabeza, cansancio extremo, así como dolores musculares y articulares.
- Su diagnóstico es fundamentalmente clínico, sin precisar de pruebas complementarias para la mayoría de la población. Salvo el caso de los pacientes de riesgo, ante los cuales habría que realizar un estudio microbiológico.
- En numerosas ocasiones, la gripe y el resfriado común pueden llegar a confundirse. Sin embargo, el resfriado común es mucho más frecuente y da síntomas más propios de una afectación de las vías respiratorias altas. Mientras que la gripe destaca por su alta fiebre y malestar general muy importante.
- La complicación más habitual de una infección por gripe, es la aparición de una neumonía por sobreinfección bacteriana, generalmente por el microorganismo estreptococo pneumoniae.
- El tratamiento de la gripe, para la mayoría de las personas sanas, consistiría en un tratamiento sintomático, al igual que en el caso del resfriado común. En caso de pacientes de especial riesgo o diagnóstico precoz antes de las 48 horas, podría estar indicado la toma de algún antiviral (p.ej: Tamiflu®). Bajo previa indicación y prescripción médica.
- La vacunación antigripal es la medida de prevención primaria fundamental para prevenir la gripe estacional y sus complicaciones. Por supuesto, que también hemos poner en práctica una adecuada higiene de manos.
- La vacuna estaría indicada en aquellos pacientes de más de 60-65 años de edad, pacientes con enfermedades crónicas, embarazadas en cualquier momento de la gestación y profesionales sanitarios, entre los grupos más importantes.
- Si bien, la vacunación antigripal puede tener efectos secundarios. Sin duda alguna se considera que la balanza beneficio/riesgo estaría claramente inclinada hacia el beneficio. Puesto que son vacunas muy seguras y muy bien toleradas.
- Recuerda aquello de mejor prevenir que curar. Mejor vacunar que tratar. Si perteneces a alguno de los grupos de riesgo, ¡vacúnate! ?
Y por último, espero que te haya resultado útil este artículo. Así mismo te deseo que ganes en tranquilidad y seguridad, a la hora de diferenciar la gripe de otros cuadros clínicos más frecuentes, como el caso del resfriado común. Y que ante la pregunta de cómo curar y prevenir la gripe, te hayas hecho todo un experto 😉
¡DESCÁRGATE GRATIS LA MINI GUÍA DE SALUD CARDIOVASCULAR!
Así podrás disfrutar y aprender con un itinerario marcado para darle jaque a tu salud a través de los tutoriales del blog 😉. Además recibirás de manera periódica en tu email, información de utilidad sobre MEDICINA y HÁBITOS DE VIDA SALUDABLES, dirigidos a TI y tu FAMILIA.
Estas son de las enfermedades mas recurrentes en la sociedad y que con mas frecuencia los pacientes suelen tratarse por iniciativa propia , recurriendo de forma sistemática a antibióticos y , u , otros medicamentos . La aclaración en la diferencia entre estas dos enfermedades , ayuda sin duda a actuar de forma mas responsable respecto a este tema que con frecuencia resulta controvertido en la población .